Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia, la verdadera. (Eduardo Mignogna)


jueves, 25 de agosto de 2011

Jaime Garzón 12 años de Campante impunidad


Tras 12 años del asesinato de Jaime Garzón Forero el estado colombiano y la justicia permanecen sentados en el banquillo burgués aplaudiendo descaradamente por la impunidad. A pesar de los testimonios de varios paramilitares desmovilizados como alias “HH” quién a segura que el crimen “fue un mandado que pidieron los altos mandos militares”, en donde por orden del jefe paramilitar Carlos Castaño Gil se contacta con la banda “la terraza” para llevar a cabo este magnicidio contra la libertad de expresión y el pensamiento crítico. Las pruebas son específicas al señalar directamente al General retirado del ejército nacional Rueda Rangel como actor intelectual de este hecho, incluso el 19 de enero del presente año el departamento de estado norteamericano desclasificó un documento* de su embajada en Bogotá que habla de la presunta participación de militares detrás del asesinato del periodista.
Lo curioso del caso es que pareciera que el país necesita píldoras para la memoria, pues la idea de que la muerte de Jaime fue un crimen de estado no es nueva ya que al poco tiempo un futuro vicepresidente de la república, el entonces columnista Francisco Santos dice que hay manos oscuras de la ultraderecha detrás de todo esto, como también lo expresó el ministro de estado de la época  Rafael Pardo. Doce amargos años han tenido que pasar para que la familia de Jaime o Heriberto de la calle como todo el mundo lo conocía, pudiera con voz incansable contarle al país quien decidió callar la idea, la palabra, la concepción de patria grande de este hombre que hasta el último momento no dejó de luchar para que colombianos como nosotros divisáramos la realidad; esa realidad que los medios de comunicación alcahuetas y corrompidos nos ocultan tras noticias distractoras y vacías, esos mismos medios que han hecho caso omiso por la entrega del país a los paramilitares y al gobierno norteamericano.  El caso Jaime Garzón no es más que otra muestra que en el país del sagrado corazón quien piensa diferente es callado con las balas cobardes. La historia nos ha de mostrar tajantemente que mientras que haya hombres críticos y progresistas, consientes y humanos que se atrevan a contar la verdad a pesar de las dificultades inherentes de represión el recuerdo de hombres como Jaime no perecerá con las balas.
Por la libertad de expresión,
el libre pensamiento, por la verdad y la justicia
¡No más Impunidad!

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